La norma establece la elaboración de diversos documentos que validen el cumplimiento de un Sistema de Gestión de Calidad, donde se estipulen sus políticas y procedimientos. También pide realizar un proyecto de implementación donde la empresa desarrolle los criterios de calidad propios de su naturaleza. Este documento debe tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Estructura de calidad de la organización.
  • Responsabilidad de cada uno de los colaboradores en la gestión de la calidad.
  • Los clientes internos y externos.
  • Las actividades que realiza cada área y los procesos de los cuales se encargan.
  • Identificación de las áreas que se espera mejorar.
  • Los responsables del seguimiento y de la aplicación de correctivos.

Una vez determinados todos los puntos, la compañía podrá someterse a una auditoría por parte de la entidad autorizada para la entrega de la certificación ISO en el país. Si la empresa se preparó adecuadamente, podrá obtener el certificado ISO 9001 en un plazo máximo de seis meses. En él se detallan los productos o servicios a los que se aplica. Además, tiene el sello y la firma de la entidad u organismo que lo ha emitido e información sobre la organización certificada.

Las certificaciones ISO permitirán a las compañías tener un mayor peso frente a su competencia, ya que acreditan que la empresa cuenta con productos con altos estándares de calidad. Además, ayuda a incrementar el grado de satisfacción de clientes internos y externos, mejorando los ingresos comerciales y la satisfacción de los colaboradores.